Beneficios de la Meditación
Existen numerosos estudios científicos que han demostrado los muchos beneficios que nos proporciona el hecho de mantener un hábito frecuente de meditación.
El campo de la psicología y de la neurociencia han podido confirmar que mantener un hábito de meditación frecuente favorece enormemente el correcto funcionamiento de nuestro cerebro.
No solo se disminuyen los niveles de ansiedad y de estrés en la persona, sino que también la capacidad cognitiva de su cerebro mejora considerablemente.
Al meditar, se están segregrando hormonas como la Dopamina y la Serotonina debido a la estimulación ejercida en las áreas del cerebro responsables de estas hormonas, por lo que la persona experimenta una profunda sensación de bienestar y serenidad.
ESTUDIOS CIENTÍFICOS
De entre los muchos estudios científicos conocidos, tres de ellos me han llamado especialmente la atención.
Monjes Budistas VS Universitarios
Un equipo de neurólogos del Centro Waisman de la Universidad de Wisconsin, Estados Unidos, en colaboración con el Monasterio Scheche, de Katmandú, en Nepal, estudió los cerebros de un grupo de jóvenes monjes budistas discípulos de las escuelas de meditación Nyingmapa y Kagyupa, y los comparó con los de estudiantes universitarios estadounidenses.
El resultado de los encefalogramas y otras pruebas sobre ambos grupos reveló que el número de conexiones neuronales de los monjes era notablemente superior al de los universitarios.
Es decir, que tenían un cerebro más activo.
Fuente: El Diario
Practicandes de Mindfulness Vs No Practicantes de Mindfulness
Un estudio del Hospital General de Massachussets en colaboración con la Universidad de Yale y el MIT, midió diferentes aspectos del cerebro de un grupo de individuos que practicaban el mindfulness durante treinta minutos al día durante ocho semanas, frente a un grupo de control que no meditó.
Los resultados fueron un mayor grosor y densidad de materia gris en el hipocampo, la zona del cerebro relacionada con el aprendizaje, la concentración, la empatía y la memoria, así como una reducción del tamaño de la amígdala cerebral, el área relacionada con el estrés y la ansiedad.
Fuente: El Diario
Las Monjas del Alzheimer
En 1986, David Snowdon, epidemólogo y profesor de neurología de la Universidad de Kentucky, muy interesado en la enfermedad de Alzheimer, decidió iniciar un estudio en un convento con un grupo de Hermanas de Notre Dame de Mankato, Minesota.
El convento ofrecía unas condiciones inmejorables para el estudio de la cuestión ya que al ser una comunidad de monjas de clausura, todas tenían una calidad de vida similar.
En un primer estudio, con 306 religiosas de más de 75 años, Snowdon llegó a la conclusión de que las monjas con un mayor nivel educativo y que habían sido más activas, mental y físicamente, tenían una mayor esperanza de vida y mantenían su independencia en la vejez.
Las edades de las monjas comprendían entre los 75 y los 102 años y su esperanza de vida era mayor que la del resto de las personas.
Las religiosas escribían una autobiografía antes de entrar al convento, sobre su vida anterior, sus motivaciones, espiritualidad, sus reflexiones acerca de Dios y de la vida que esperaban llevar.
Si el relato era más rico, literariamente hablando, la probabilidad de sufrir una enfermedad neurodegenerativa disminuía.
También se vio que aquellas que mostraban pensamientos más positivos tenían vidas más largas que aquellas que no los tenían.
El estudio de las monjas ha permitido comprobar la importancia de algunos factores en la prevención de Alzheimer tales como mantener una práctica meditativa, llevar una alimentación saludable, realizar ejercicio moderado o controlar la hipertensión arterial, ya que ésta última puede causar microderrames apenas perceptibles que generan síntomas de demencia.
Fuente: Impulsa Neuropsicología
bandhur ātmātmanas tasya
yenātmaivātmanā jitaḥ
anātmanas tu śatrutve
vartetātmaiva śatru-vat
“Para aquel que ha conquistado la mente, ésta es el mejor de los amigos; pero para aquel que no lo ha hecho, ésta permanecerá como el peor de sus enemigos”.
— Gitopanishad, 6.6