El valor de las relaciones
El valor de las relaciones
Cómo influenciamos a los demás
Nosotros, seres humanos, hemos nacido para alcanzar la auto-realización del ser.
Este cometido se lleva acabo a través de los muchos aprendizajes que vamos obteniendo a lo largo de nuestras vidas. Y la gran mayoría de las veces, el mayor aprendizaje de todos es aprender a relacionarnos entre nosotros.
El ser humano es un ser social por naturaleza.
No podemos de ninguna manera mantener una existencia de vida exitosa totalmente apartados de la sociedad. Necesitamos relacionarnos con las demás personas para poder desarrollarnos prácticamente en todos lo ámbitos de nuestras vidas.
Aquellos que opinan que no necesitan mantener relaciones cercanas con otras personas están totalmente equivocados.
Existen muchas maneras de relacionarnos entre nosotros. Desde la relación más imprescindible de todas, que es la relación fraternal, nos vamos preparando para mantener diferentes relaciones, todas ellas necesarias para navegar de manera exitosa por la vida. Es así que empezamos desde muy temprana edad a relacionarnos con los demás, primero en relaciones de amistad, luego en relaciones más comprometidas como las relaciones de noviazgo y conyugales y finalmente nos veremos involucrados en relaciones sociales de todo tipo, como las relaciones laborales, las relaciones socio-sanitarias o las relaciones de ocio y tiempo libre.
¿Existe alguna relación más importante que otra?
Todas las relaciones son importantes y necesarias. Todas ellas nos están enseñando los diferentes valores morales que debemos tener la madurez de aceptar.
Evidentemente se crearán vínculos sentimentales más fuertes en aquellas relaciones que mantenemos con nuestros seres más cercanos y queridos, pero eso no le resta valor ni importancia al resto de las relaciones que tendremos que mantener en nuestra vida.
Cada una de nuestras interacciones en la sociedad tiene un valor añadido.
Cada vez que interactuamos con otra persona la estamos influenciando en mayor o menor medida. Cuando nos cruzamos al doblar la esquina de la calle con una persona, estamos intercambiando nuestras energías con esa persona. Cuando vamos a la tienda a por el pan, estamos intercambiado nuestras energías con la persona que nos despacha el pan. Cuando vamos a gestionar algún trámite a una oficina, estamos intercambiando nuestras energías con la persona que nos atiende. Y así estamos generando un círculo de intercambio de energías que se va expandiendo como un gran efecto dominó.
Es por eso que debemos ser muy cordiales y respetuosos en la manera que tenemos de dirigirnos a todas las personas.
<<La energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma>>.
Albert Einstein
Debemos tomar conciencia de que todo lo que emana de nosotros, tarde o temprano regresará a nosotros.
Es cierto que muchas veces nos encontraremos con personas realmente desagradables. A veces serán personas que simplemente tienen un ego horrible, pero otras veces, esas personas desagradables serán personas que están sufriendo física o emocionalmente, personas que están inmersas en un caótico ritmo de vida que no les permite tomar conciencia del efecto que sus acciones están provocando sobre nosotros.
Es ahí donde tenemos que poner en práctica los valores que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida.
Todas las relaciones que hemos mantenido desde la niñez hasta la edad adulta nos han estado preparando para poder sostener en el futuro estas relaciones más difíciles, complicadas y a veces dolorosas.
¿Cuáles son los valores y las virtudes que debemos aprender y aplicar en nuestras relaciones?
El respeto
La empatía
La simpatía
La paciencia
La dulzura al hablar
El compromiso
El perdón
La actitud de servicio
La compasión
La tolerancia
Si somos capaces de aprender y aplicar estos valores y virtudes en todas nuestras relaciones, estaremos sembrando las semillas para una sociedad mucho más armoniosa, feliz y productiva en el futuro.
Seamos capaces de controlar nuestras emociones, nuestros egos, nuestra avaricia y nuestras frustraciones para no dañar a las demás personas.
Cuando establezcamos un compromiso con otras personas, debemos honrar nuestra palabra y cumplir con ese compromiso.
Si vemos que alguien está necesitado de compañía, seamos capaces de invertir un poco de nuestro tiempo en acompañarle.
Si alguien es desagradable o incluso hiriente con nosotros, debemos tener la fortaleza de no caer en la tentación de hacer lo mismo nosotros.
Solo así estaremos cerrando este bucle de indiferencia y falta de compromiso con el prójimo, pues serán las culpables del completo declive de nuestra sociedad “civilizada” actual.
DHYᾹNA-YOGA
Dhyana-Yoga
¿Meditación o Mindfulness?
La Meditación en El Supremo
El término Dhyāna-yoga probiene del lenguaje Sánscrito, la lengua más antigua de la que se tiene constancia.
“Dhyāna” se puede traducir como atención, apreciación, contemplación, pensamiento o reflexión, y “Yoga” se traduce como unión a , conexión con , adhesión a.
Por lo tanto, Dhyāna-yoga se puede traducir como " Unión mediante la contemplación”
¿Pero a Qué o con Quién se quiere establecer esa unión?
El objeto de contemplación del Dhyāna-yoga es el Ser Supremo.
Desde los orígenes de la civilización humana ha existido un anhelo común de comprender de dónde venimos, cuál es nuestra verdadera naturaleza y Quién o Qué nos creó. Este anhelo, que más bien es una necesidad, es el indicativo de que poseemos un nivel de conciencia superior al del resto de los animales, y por lo tanto, poseemos también la capacidad de reflexionar sobre ese tema y buscar la respuesta a nuestra pregunta.
En la actualidad, la comunidad científica ha desarrollado el término “Mindfulness”, o lo que es lo mismo, “Atención Plena”. Pero ese concepto ya estaba cubierto con su propio término desde tiempos muy antiguos, era mucho más produnfo y se denominaba “Meditación”.
La Meditación es la herramienta que nos permite abstraernos del mundo exterior que nos rodea para introducirnos en la intimidad de nuestro mundo interior, hasta las entrañas de nuestro verdadero ser.
Ya desde épocas remotas los antiguos “Rishis” o sabios practicaban a diario el hábito de la meditación, pues eran conocedores del valor de la auto-contemplación y del auto-conocimiento personal. Solamente a través del autoconocimiento propio se puede intentar lograr la contemplación y la conexión con la Realidad Suprema, con el origen de todo.
La meditación no es una actividad reservada a una civilización o cultura determinadas, sino que era una práctica ampliamente extendida por todos los rincones del planeta. Allá donde surgieran civilizaciones humanas siempre han habido pensadores y filósofos quienes dedicaban su existencia a la contemplación del mundo espiritual.
Esto nos invita a pensar que ese anhelo por entender el origen de nuestra existencia es un anhelo propio del Ser Humano. Todos y cada uno de nosotros, en mayor o en menor medida, necesitamos entender de dónde proviene la energía que nos ha dado la vida.
Ese anhelo de conexión con Lo Supremo continúa latente hoy en día en aquellas personas que todavía mantienen un nivel de conciencia lo suficientemente desarrollado como para mostrar interés por estos temas tan esotéricos y elevados.
El problema de nuestra sociedad moderna es que manejamos tal cantidad de información que al final solo conseguimos mezclar y malinterpretar los conceptos.
Por eso, cuando hablamos de Mindfulness creemos que estamos hablando de Meditación, y en esencia, ambos términos no hacen referencia a la misma actividad.
Ambos términos indican el desarrollo de una actividad mental, y ambos términos persiguen el mismo objetivo, pero no son exactamente lo mismo.
En la antigüedad, la capacidad de concentración era muchísimo mayor que la capacidad que tenemos hoy en día. Además, nuestros antepasados no se sentían tan perturbados como lo estamos nosotros hoy en día. Ansiedad, depresión, estrés, etc. son conceptos propios de nuestra era. Como nuestros antepasados no sufrían estas perturbaciones mentales podían meditar libremente sin impedimentos y dirigir sus mentes hacia un estado meditativo profundo. En ese estado meditativo, que es un estado intermedio entre el estado de vigilia y el estado de sueño, se podía acceder a un nivel de entendimiento muy profundo y elevado.
Mediante ese estado se conseguía establecer la anhelada conexión con la realidad espiritual, con la existencia del Supremo. Eso es Meditar.
Hoy en día, por lo general, los niveles de atención de la mente se han visto drásticamente disminuidos y nuestras mentes están sometidas a un huracán de disturbios, tales como la ansiedad, el estrés o la depresión. Fruto de la necesidad de combatir esos estados tan perturbados de la mente, nació el concepto de Mindfulness, o lo que es lo mismo, Atención Plena.
Por lo tanto, el Mindfulness es una actividad mental mediante la cual el ser humano puede calmar el insesante vaivén de pensamientos que nos bombardean continuamente para dirigir al fín toda la atención de nuestra mente a un solo objeto de atención. De esta manera se intenta aumentar el grado de atención de nuestras mentes.
Se puede decir que el Mindfulness es la antesala de la Meditación. Es la actividad previa y preparatoria que se realiza para poder desarrollar una práctica de meditación exitosa.
¿Desde cuando se medita?
Existen escritos de más de 5000 años donde se establecen las pautas o los métodos necesarios para desarrollar la práctica de la meditación. Entre muchísimos otros tópicos, los Vedas han proporcionado a la huamanidad todo el conocimiento necesario para desarrollar una vida humana digna y exitosa.
El más explícito y fácil de entender de todos los textos antiguos para nuestra sociedad moderna es el Gitopanishad.
De los 700 versos incluidos en esta obra de amor por el hombre, 32 de ellos se centran en la práctica del Dhyāna-yoga. El capítulo 6 del Gitopanishad está dedicado por completo a enseñar la manera en la que podemos desarrollar la práctica de la Meditación.
Esta épica batalla simboliza la esencia de la vida humana, la batalla de estar vivo, las alegrías y las tristezas, los amores y desamores, las victorias y las derrotas y demás tópicos a los que nos enfrentamos los seres humanos en el desempeño de nuestras actividades.
Cada uno de los 32 versos del capítulo 6 del Gitopanishad son fundamentales para comprender y desarrollar la práctica de la meditación. Pero a fin de demostrar la gran sabiduría que ya nos fue entregada desde una época tan remota, editaré a continuación algunos de los versos que para mí han sido más determinantes en mi propio proceso espirtitual particular.
“Uno debe liberarse con la ayuda de la mente, y no degradarse. La mente es la amiga del alma condicionada, así como también su enemiga” 6.5
“Aquel que ha conquistado la mente, ya ha llegado a la Superalma, porque ha conseguido la tranquilidad. Para ese hombre, la felicidad y la aflicción, el calor y el frío, y la honra y la deshonra, son todos lo mismo”. 6.7
“Uno debe dedicarse a la práctica del yoga con determinación y fe, y no dejarse apartar de la senda. Uno debe abandonar, sin excepción, todos los deseos materiales nacidos de especulaciones mentales, y de ese modo controlar con la mente todos los sentidos, por todas partes”. 6.24
“De lo que sea y de dondequiera en que la mente deambule debido a su naturaleza vacilante e inestable, uno debe sin duda apartarla y ponerla de nuevo bajo el control del yo”. 6.26
“¡Oh, Arjuna!, aquel que, mediante la comparación con su propio ser, ve la verdadera igualdad de todos los seres tanto en su felicidad como en su aflicción, es un yogī perfecto”. 6.32
Así pues, el objetivo de la meditación es el control pleno sobre nuestra propia mente y sobre las reacciones de ésta ante los diferentes acontecimientos que nos suceden en la vida.
Y el entendimiento de la verdad última, de la Verdad Absoluta, y nuestra conexión con esa Verdad Absoluta es el objetivo del Dhyāna-yoga.
SADVRITA
SADVRITA.
El camino de La Virtud
Ᾱyurveda recominda respetar ciertas normas para mantener una Mente Sana .
Este conjunto de normas para una buena conducta se denomina Sadvrita.
Si uno observa Sadvrita es seguro que gozará de buena salud, armonía y felicidad:
Siempre que sea posible, ofrece tus acciones a Dios,
(entendiendo a Dios como lo que sea más favorable para tí)
Di siempre La Verdad
No pierdas Tu Autocontrol bajo ninguna circunstancia
No te hagas adicto a Los Placeres de Los Sentidos
No dañes a nadie ( Ahiṃsā )
No te expongas irresponsablemente a Las Dificultades
Controla Tus Pasiones
Trata de hablar de forma Dulce y Amigable
Medita cada día para mantener una Mente Tranquila
Intenta ver La Claridad en todas las cosas
Ofrece Conocimiento y buen consejo a los demás
Sé Directo y Ofrécete a Ayudar a los demás
Mantén una Regularidad en tus Actividades Diarias
Evita Comer, Beber, Dormir y Practicar Sexo en Exceso
Compórtate con sentido común en relación a tu Tiempo, Lugar y Circunstancia
Mantén siempre controlados El Miedo, La Ira y La Arrogancia
Crea el hábito de hacer siempre lo que es correcto (Dharma)